Apéndice IV del libro: "La Amenaza Extraterrestre" de Salvador Freixedo
ACUSACIÓN PUBLICA DE JOHN LEAR Y WILLIAM COOPER AL GOBIERNO DE USA
Texto del documento enviado el 12 de enero de 1989 al Presidente George Bush
El Gobierno de los Estados Unidos de América, que ha sido formado bajo
la autoridad de la Constitución y elegido legalmente por el pueblo bajo
los términos de la misma, ha violado la confianza que este pueblo ha
depositado en él, y ha violado los términos, las condiciones y la ley de
este país tal como se contienen y consagran en la Constitución de los
Estados Unidos de América.
A saber:
1. El Gobierno ha aprobado y hecho un trato secreto con una nación
extranjera (extraterrestre) contra los términos de la Constitución y sin
el conocimiento ni el consentimiento del pueblo ni del Congreso.
2. El Gobierno, mediante este tratado, le ha dado a una nación
extranjera tierras y bases dentro de las fronteras de los Estados Unidos
de América.
3. El Gobierno, mediante este tratado, ha intercambiado propiedades y
vidas humanas —como si fuesen tierra o ganado— por tecnología y les ha
denegado a los ciudadanos de este país la protección a que tienen
derecho por ley bajo la Constitución.
4. Esta nación extraña ha demostrado ser el mortal enemigo de nuestro
pueblo y de la humanidad entera, mediante sus actos contra las
propiedades y las vidas de muchos ciudadanos de este país y mediante la
comisión de muchos otros actos abominables y crueles.
5. Al aprobar y participar en los crímenes señala dos en los párrafos 1,
2, 3 y 4, el Gobierno está violando el artículo II, sección 2, el
artículo III, sección 3 y otros artículos de la Constitución y, por
tanto, es culpable y reo de crimen y traición contra el pueblo y la
Constitución de los Estados Unidos de América.
6. En el proceso de ayudar y asistir a esta nación extraña en la
comisión de estos crímenes contra el pueblo, la nación y la humanidad
entera, teniendo un total conocimiento de los hechos, el Gobierno ha
asesinado, encarcelado, trasladado a la fuerza, drogado, hostigado e
interferido ilegalmente de muchas maneras en las vidas de ciudadanos
patriotas que han tratado de dar a conocer este crimen y traición.
7. Todos los miembros del Gobierno, presentes y pasados, que son
responsables de estos actos criminales y de traición a la justicia, a
saber, el presidente, vicepresidente, el director de la CIA, el director
de Agencia Nacional de Seguridad, ciertos miembros del Gabinete del
Presidente, los miembros del MAJI (Agencia «Majestic» de Inteligencia
Conjunta), los miembros del MJ-12 el actual y todos los anteriores
consejeros de la Seguridad Nacional, al igual que todos los que han
tomado parte en esta conspiración extranjera, son acusados de crimen y
traición.
8. Por el interés de preservar la Constitución y el Gobierno de estos
Estados Unidos de América y para salvar y proteger a la raza humana, y
no por otras razones, nosotros hacemos estas acusaciones con la
autoridad que nos da la Constitución de estos Estados Unidos de América y
en nombre del pueblo de los Estados Unidos de América, contra todos
aquellos que teniendo pleno conocimiento de ello han participado
voluntariamente en las violaciones del articulo II, sección 2, articulo
III. sección 3 y otros artículos de la Constitución, al igual que contra
el Gobierno y todos los individuos nombrados en el párrafo 7.
9. Por el interés de preservar la Constitución y el Gobierno de los
Estados Unidos de América, nosotros solicitamos una total inmunidad para
declarar acerca de todos estos hechos. Le pedimos a la Rama Judicial
del Gobierno que haga extensiva esta inmunidad a todos aquellos miembros
culpables del Gobierno que declaren lo que saben antes del 28 de marzo
de 1989. Le pedimos a la Rama Judicial que sea estricta con todos
aquellos culpables que persistan en ocultar este crimen y traición.
10. Por tanto, nosotros, en nombre de la Constitución y del pueblo le
exigimos al Gobierno de los Estados Unidos de América que rompa este
convenio ilegal y traicionero. Le exigimos que cese de ayudar, de
sostener y de ocultar a estos extraños que se han instalado dentro de
nuestras fronteras. Le exigimos al Gobierno que ponga fin a todas las
operaciones, proyectos, grupos y todo tipo de tratos con esta nación
extraña. Le exigimos al Gobierno que ordene a estos extranjeros que
abandonen nuestra nación y el planeta Tierra inmediatamente y para
siempre, en la fecha del 1 de junio de 1989 y lo hacemos responsable del
cumplimiento de esta orden.
11. En caso de que el Gobierno y la Rama Judicial ignoren este
requerimiento, juramos sobre la Constitución que no descansaremos hasta
que estos crímenes sean traídos a la luz pública y conocidos por el
pueblo. Juramos por la Constitución que todos los culpables serán
traídos ante la justicia. Juramos que lucharemos hasta la muerte hasta
que logremos estos propósitos en nombre de la humanidad entera, en
nombre de la Constitución y en nombre de todos los patriotas que nos han
precedido en el mismo empeño.
12. Firmemente creemos, sabemos y tenemos evidencia de que todos estos
crímenes y acusaciones son verdaderas y han sucedido y están sucediendo
en la actualidad; y de que han sido perpetrados, fomentados y ayudados
por aquellos a los que hemos acusado. Esto lo juramos.
13. Estando en nuestro juicio cabal, teniendo pleno conocimiento de las
implicaciones y consecuencias de estas acusaciones, y teniendo sólo en
mente la defensa de la humanidad, la preservación de la Constitución de
los Estados Unidos de América y de su buen gobierno, y como buenos
patriotas que hemos jurado preservar y proteger la Constitución de
nuestra patria, ponemos nuestra firma al pie de este documento para
atestiguar nuestra dedicación y fidelidad al juramento hecho.
(Firmado)
COMENTARIOS A ESTE DOCUMENTO (por parte de Salvador Freixedo)
Cuando escribo estas líneas han pasado cuatro meses desde que este
documento fue entregado a las autoridades norteamericanas y a la Rama
Judicial.
La respuesta, como era de esperar, ha sido el más absoluto silencio, tal
como había sucedido anteriormente con el documento del grupo JMP
presentado a Ronald Reagan.
Por parte de los líderes políticos, este silencio no tiene nada de
extraño; porque, aparte de ser ellos los principales culpables, las
chusmerías politiqueras en que están ordinariamente envueltos para
mantenerse en el poder, no les dejan tiempo para ocuparse de los
problemas que realmente interesan y preocupan al pueblo.
En concreto el señor Bush, ex director de la mafia «legal», llamada CIA,
tiene mucho que perder en caso de que todos los hechos que Lear y
Cooper denuncian llegasen a ser de conocimiento público.
Lo que es más de extrañar es que la prensa haya guardado el mismo
silencio y no haya tenido ni un comentario para estas tremendas y
gravísimas acusaciones. Al igual que tampoco lo tuvo para el documento
del JMP, ni para el documental televisado «El encubrimiento de los
ovnis» (The UFO coverup) de hace varios meses, ni cuando hace unos años
se transmitió en Inglaterra el inquietante reportaje titulado «Alternativa 3» (que, dicho sea de paso, nunca fue permitido en los Estados Unidos).
Esto es una clara señal de hasta qué punto la gran prensa (que es
únicamente libre hasta que no ve peligrar sus finanzas) está amordazada
por los grandes poderes fácticos.
Aunque no creyesen en las acusaciones, dada la conocida personalidad de
ambos acusadores y, sobre todo, la importancia de los acusados y la
gravedad de los cargos, deberían haber hecho por lo menos algún
comentario. Y estamos seguros de que por su instinto periodístico lo
hubiesen hecho, de no haber mediado alguna mano siniestra que impuso un
obligado silencio.
A lo que hay que estar ahora muy atentos es a las vidas de los
acusadores. Si mueren en algún accidente, por muy casual que éste
parezca, habrá todas las probabilidades de que éste haya sido
intencionado y causado por los mismos que han perpetrado desde las
sombras muchos otros accidentes «casuales».
Y si la cosa no llegase a tanto y se limitasen a «retirarse» de sus
actividades investigativas y denunciadoras —tal como últimamente han
hecho unos cuantos famosos investigadores del fenómeno ovni—, habría que
achacárselo a presiones de muchos tipos, incluidas serias amenazas de
muerte.
A los nombres de Lear y Cooper habría que añadir los de Moore,
Bennewitz, Shandera, Stanton Friedman, Timothy Good, Stringfield, Clark,
Steinman, Stevens y unos cuantos más, que en estos últimos meses han
acentuado su hostigamiento al Gobierno de los Estados Unidos para que
haga pública la información que posee.
http://www.bibliotecapleyades.net/vida_alien/amenaza_extraterrestre/amenaza_apend04.htm
armonicosdeconciencia.blogspot.com
Jorge Ramos | Doce años después de presentar esta acusación pública, William Cooper fue asesinado frente al jardín de su propia casa. Por supuesto, la versión oficial es muy distinta a la contada por amigos y familiares.